Maratón.

Todo empezó con un saludo informal
Y dos nombres borrosos.
Eras un extraño más
De camiseta azul,
Gorro de colores
Y pantalón gris.

Primera película
Y yo sentía
Que a veces
El espinazo del Diablo
Se estremecía
Cuando tu codo y el mío
Se rozaban sin querer.

Película dos.
Y tuve la impresión
Que constantemente
Me observabas.
En ese instante fui Malena
Intentando ignorar
La mirada evidente
De hombres que no piensan
(al menos no con la cabeza),
sin ignorar tu brazo,
cada vez mas cerca,
cada vez mas presente.

Tercera película,
Mi corazón se acelera.
Tu mirada es aún más frecuente...
¡Permanente!
Y la mía...
¿traicionera?
Cómo en Auschwitz,
Atrapada,
Pero me hize la ciega,
Pretendiendo no entender
en que momento
el espacio entre tu y yo
desaparecio.

Llegó la cuarta película,
Y con ella, tus sorpresas.
En la oscuridad,
tu mano acechó la mía,
y sigilosamente
la capturó.

Aún no comprendo por qué
En ningún momento
Me negué a tus juegos.
Nuestras manos bailaron juntas
Y fueron amantes por poco tiempo.

La película quedó reducida
a luces intermitentes,
sólo estabas tú
sólo estaba yo.
Tu, mirando mis ojos
Y yo, evadiendo los tuyos
Mientras admiraba tu boca traviesa
Cada vez más cercana...

Tus labios fueron curiosos,
Juguetones,
Coquetos.
Besos deliciosos
con una tácita esencia de fuego.

Tus dedos divagaban por mis brazos
Mientras tu boca
se deleitaba con los mios.
Fueron ojos inquisidores
Los que me penetraron
Desnudándome,
Haciéndome sonrojar...

Fin.
Luces encendidas.
Hora de partir.
Y con un último beso,
Repentino,
Loco,
Intenso...
Me fui.

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