Adios a una vibora.

Eres un hombre víbora.
Lo supe un viernes cualquiera,
Cuando unas cuantas escamas vanidosas,
Atravesaron tu mascara de piel
Para ver su reflejo
En el espejo.
Y aun así lo olvidé,
Para no sacarte por completo,
De mi pensamiento.

Ahora ya es muy tarde.
Tu lengua bifida,
Ha llenado mis venas con veneno,
Matando hasta el más pequeño sentimiento.
Apenas si te arrastras
Por los lugares mas reconditos de mi mente,
Serpiente.
Ser miente.

O sólo una lombriz de gran tamaño
Que se retuerze sobre su vientre
De placas metalicas,
Pudriéndose por dentro,
Convirtiéndose en una victima más
De sus sustancias letales.

Por ti sólo sentiré indeferencia.
Me inmunizé a las heridas
que me causabas
con tu mirada vacía
y tu piel de espinas.
Tus besos mortales
Y tus palabras amargas
No me volverán a intoxicar,
Porque finalmente
Soy de nuevo inmortal.